“Chávez y su gobierno tendrán que gobernar como parte de una democracia que funciona y no podrán simplemente imponer políticas a una Asamblea Legislativa obediente“, indicó Crowley a periodistas.
En las elecciones del domingo, el partido oficialista obtuvo 98 de 165 escaños de la Asamblea Nacional, cifra que no le alcanza para aprobar, sin negociar con la oposición, que consiguió 65 diputados, leyes de importancia, o nombrar a responsables de los otros poderes públicos.
“Los resultados sugieren que ahora hay una oposición real“, señaló Crowley.
Ya el lunes un portavoz del Departamento de Estado había felicitado a los venezolanos por las elecciones, y los llamó a “profundizar el diálogo”.
Por otro lado, Crowley indicó que Washington se mantiene en conversaciones con el gobierno de Venezuela para responder a las “preocupaciones” de Caracas con respecto al embajador designado por Barack Obama para ese país, Larry Palmer.
Palmer generó irritación en el gobierno de Hugo Chávez cuando, al responder un cuestionario de un legislador en el Senado estadounidense, que aún debe ratificarlo en el cargo, señaló que las Fuerzas Armadas venezolanas tienen baja moral e influencia cubana.
Venezuela envió el 17 de septiembre una nota al Departamento de Estado en la que informó la negativa de Caracas de aceptar a Palmer, según afirmó la semana pasada el embajador de Caracas en Washington, Bernardo Álvarez.
Pero Crowley reiteró: Palmer “sigue siendo nuestro nominado”.
“Correcto”, respondió el portavoz cuando un periodista le preguntó si la postura de Estados Unidos era que Venezuela no había retirado oficialmente su consentimiento para que Palmer sea el diplomático en Caracas.
Un funcionario del gobierno de Obama, que solicitó el anonimato, afirmó: “No estamos jugando. Si quieren retirarlo, que nos lo notifiquen. No lo han hecho aún”.
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