El jefe del Comando Estratégico Operacional (CEO) de la Fuerza Armada Nacional, Henry Rangel Silva, informó que a partir de las 6:00 de la tarde de este miércoles desplegarán unos 250 mil efectivos en los 12 mil centros de votación del país.
Así lo indicó al salir de la reunión sostenida este martes con representantes del Consejo Nacional Electoral (CNE) y de los partidos políticos.
En breves declaraciones dijo que el encuentro, realizado a tan sólo cinco días de las elecciones parlamentarias, "sirvió para hacer un intercambio entre las instituciones del Estado y las organizaciones políticas".
Añadió que el Plan República "garantizará la seguridad del proceso electoral, mediante la custodia del material y de las máquinas de votación".
Por su parte, Humberto Castillo, rector suplente incorporado a la Junta Nacional Electoral del CNE, agregó que en total serán 500 mil personas, entre técnicos de máquinas, efectivos del Plan República y el CNE, quienes participarán en la jornada electoral para elegir diputados a la Asamblea Nacional el domingo 26 de septiembre.
Ambos funcionarios coincidieron en destacar el ambiente de normalidad que vive el país en los días previos a los comicios.
'No hay silencio que no termine', editado por Aguilar, llega a las librerías en medio de la controversia.
Foto: EFE
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El libro en el que Íngrid Betancourt cuenta cómo fueron sus más de seis años de cautiverio en poder de las Farc salió a la venta en el país, en medio de la controversia en torno a su figura y el anuncio de que su ex marido, Juan Carlos Lecompte, pidió el embargo de sus bienes en el proceso de divorcio.
"No hay silencio que no termine", editado por Aguilar, llega a las librerías en medio de la controversia desatada en las redes sociales y la prensa, que se ha alimentado por las recientes declaraciones de Betancourt, secuestrada en 2002 y rescatada en una operación militar encubierta en julio de 2008.
La mayoría de los medios y redes sociales preguntan estos días sin cesar a los colombianos si están dispuestos a leer el libro de Betancourt, quien también tiene nacionalidad francesa y, tras su rescate, salió del país y nunca regresó.
Las desavenencias de la sociedad con Betancourt se plasmaron ya en pasado julio, cuando la ex secuestrada presentó una acción de conciliación contra el Estado para solicitar una millonaria indemnización por sus años de secuestro, aunque decidió retirarla tras el aluvión de críticas recibidas.
En ese momento, sus compatriotas la llamaron desagradecida. Ella, en la única entrevista que ha concedido en el país, al diario El Espectador y difundida el domingo, puso el dedo en la llaga al calificar a la sociedad colombiana de "despiadada" y "enferma de ira".
Se viene demanda
Al tiempo, su segundo esposo, el publicista Juan Carlos Lecompte, con el que está en pleno proceso de divorcio, anunció que solicitó el embargo de las regalías del primer libro de Betancourt, "La rabia en el corazón", y también del nuevo, así como de un apartamento que la ex candidata presidencial tiene en París y una casa en Estados Unidos.
Lecompte justificó, en declaraciones a la emisora La FM, su actuación en que se trata de un "trámite normal" del proceso de liquidación de bienes adquiridos durante el matrimonio.
Recordó, asimismo, que fue Betancourt quien interpuso la demanda de divorcio en enero de 2009 y que en la actualidad no tiene "ningún contacto" con ella.
"Jamás tuve dos, tres, cuatro horitas, los dos solos para hablar de la separación", se lamentó el publicista, quien plasmó en un libro su "gélido" reencuentro con la ex rehén y los pormenores de su separación.
Al igual que con su ex esposo, Betancourt tampoco mantiene relación con su antigua amiga Clara Rojas, secuestrada junto con ella cuando hacían campaña para las elecciones presidenciales.
Polémicas declaraciones en el libro
En algunas de las páginas de su libro, rechazadas con indignación por Rojas, Betancourt afirma que su ahora ex amiga llegó a perder el interés en huir porque, según le había explicado, "quería tener hijos" y "el esfuerzo de la huida podía perturbar su capacidad para concebir".
También insinúa que el padre del bebé de Rojas, nacido en cautiverio, es un guerrillero, a quien no identifica, pero dedica un capítulo a un "amistoso" rebelde llamado Ferney, al que en varias ocasiones encontró escondido con su compañera en el cuartucho que compartían.
Además de detallar las peripecias de su cautiverio, sus intentos de fuga y la humillación con que los guerrilleros de las Farc tratan a los secuestrados, Betancourt cuenta en su libro que ahora va a misa todos los domingos y vive una "reconquista cotidiana".
En varias entrevistas concedidas a medios de distintos países, reconoce que en este momento se encuentra "serena" y que el siguiente paso es "reconstruir" sus relaciones y "reencontrarse" con su familia e hijos.
"Mi mundo era un escritorio, un montón de papel, y alguna barra de chocolate. Escribía todo y antes de escanearlo y enviárselo a mi editorial, se lo leía a mi madre. Llorábamos juntas. Reíamos juntas. Desde enero de 2009 hasta Navidad he estado así", explicó sobre el periodo que dedicó a escribir el libro
"No hay silencio que no termine", editado por Aguilar, llega a las librerías en medio de la controversia desatada en las redes sociales y la prensa, que se ha alimentado por las recientes declaraciones de Betancourt, secuestrada en 2002 y rescatada en una operación militar encubierta en julio de 2008.
La mayoría de los medios y redes sociales preguntan estos días sin cesar a los colombianos si están dispuestos a leer el libro de Betancourt, quien también tiene nacionalidad francesa y, tras su rescate, salió del país y nunca regresó.
Las desavenencias de la sociedad con Betancourt se plasmaron ya en pasado julio, cuando la ex secuestrada presentó una acción de conciliación contra el Estado para solicitar una millonaria indemnización por sus años de secuestro, aunque decidió retirarla tras el aluvión de críticas recibidas.
En ese momento, sus compatriotas la llamaron desagradecida. Ella, en la única entrevista que ha concedido en el país, al diario El Espectador y difundida el domingo, puso el dedo en la llaga al calificar a la sociedad colombiana de "despiadada" y "enferma de ira".
Se viene demanda
Al tiempo, su segundo esposo, el publicista Juan Carlos Lecompte, con el que está en pleno proceso de divorcio, anunció que solicitó el embargo de las regalías del primer libro de Betancourt, "La rabia en el corazón", y también del nuevo, así como de un apartamento que la ex candidata presidencial tiene en París y una casa en Estados Unidos.
Lecompte justificó, en declaraciones a la emisora La FM, su actuación en que se trata de un "trámite normal" del proceso de liquidación de bienes adquiridos durante el matrimonio.
Recordó, asimismo, que fue Betancourt quien interpuso la demanda de divorcio en enero de 2009 y que en la actualidad no tiene "ningún contacto" con ella.
"Jamás tuve dos, tres, cuatro horitas, los dos solos para hablar de la separación", se lamentó el publicista, quien plasmó en un libro su "gélido" reencuentro con la ex rehén y los pormenores de su separación.
Al igual que con su ex esposo, Betancourt tampoco mantiene relación con su antigua amiga Clara Rojas, secuestrada junto con ella cuando hacían campaña para las elecciones presidenciales.
Polémicas declaraciones en el libro
En algunas de las páginas de su libro, rechazadas con indignación por Rojas, Betancourt afirma que su ahora ex amiga llegó a perder el interés en huir porque, según le había explicado, "quería tener hijos" y "el esfuerzo de la huida podía perturbar su capacidad para concebir".
También insinúa que el padre del bebé de Rojas, nacido en cautiverio, es un guerrillero, a quien no identifica, pero dedica un capítulo a un "amistoso" rebelde llamado Ferney, al que en varias ocasiones encontró escondido con su compañera en el cuartucho que compartían.
Además de detallar las peripecias de su cautiverio, sus intentos de fuga y la humillación con que los guerrilleros de las Farc tratan a los secuestrados, Betancourt cuenta en su libro que ahora va a misa todos los domingos y vive una "reconquista cotidiana".
En varias entrevistas concedidas a medios de distintos países, reconoce que en este momento se encuentra "serena" y que el siguiente paso es "reconstruir" sus relaciones y "reencontrarse" con su familia e hijos.
"Mi mundo era un escritorio, un montón de papel, y alguna barra de chocolate. Escribía todo y antes de escanearlo y enviárselo a mi editorial, se lo leía a mi madre. Llorábamos juntas. Reíamos juntas. Desde enero de 2009 hasta Navidad he estado así", explicó sobre el periodo que dedicó a escribir el libro