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| Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) |
Caracas, 18 Oct. AVN .- El representante en Venezuela de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Alfredo Missair, destacó este lunes los logros de Venezuela en la materia, entre ellos el hecho de que 14 millones de ciudadanos tengan acceso a alimentos a precios justos.
También resaltó que el país va encaminado a cumplir la meta del milenio en cuanto a la reducción a la mitad del porcentaje de población subalimentada. En los años 90, ese indicador se ubicaba en 7,7%, mientras que actualmente se sitúa en 3,7%, un registro muy bajo comparado con el promedio de América Latina, que está en 6%, indicó Missair.
El especialista también subrayó que 5 millones de venezolanos reciben algún tipo de ayuda alimentaria directa, a través de programas de alimentación como el que se ejecuta en las escuelas públicas.
Otro punto importante es el indicador de desnutrición crónica infantil, el cual se ubica en la nación en apenas 3,25%.
Explicó Missair, en el programa Despertó Venezuela, que transmite Venezolana de Televisión (VTV), que la nutrición en los niños es muy valiosa porque vislumbra la posibilidad de que el ser humano desarrolle todo su potencial.
Acotó que un porcentaje tan bajo de desnutrición crónica infantil hace que esta situación deje de ser un problema de salud pública, por cuanto se reduce a casos excepcionales que deben ser tratados individualmente.
Con respecto a la situación mundial, Missair indicó que mejoró un poco si se toma en cuenta que, en 2009, 1.025 millones de personas sufrían hambre y este año esta cifra se ubica en 925 millones. No obstante, acotó que igual se trata de casi un śeptimo de la población mundial, “lo que es una barbaridad”.
Explicó que esta situación obedece en parte a la crisis económica y al alza de los precios de los alimentos en el planeta. “En Venezuela, la situación es distinta. Es interesante celebrar los logros del país en esta materia”, expresó.
En torno a las razones por las cuales tantos ciudadanos en el mundo padecen de hambre, mencionó la llamada revolución verde, promovida hace décadas, y que propició la explotación agrícola con tecnologías que al final afectaron la producción y el ambiente, así como los subsidios que países del Norte dan a sus agricultores.
“Son a veces necesarios porque los pequeños agricultores están desapareciendo, pero también se aprovechan los grandes agricultores, las empresas industrializadas. Estos subsidios de algún modo son competencia desleal para los agricultores del Sur, y eso hace que los alimentos se transformen en bienes y mercancías con valor, que aumenta o disminuye de manera artificial en los mercados”, dijo.
“Muchas veces, los ciudadanos son los que padecen la especulación financiera de mercados de valores, que hacen que luego no tengamos acceso a los alimentos”, añadió.
Considera que una política óptima en este sentido es la búsqueda de la soberanía alimentaria, de manera de no depender de los productos externos sino producirlos localmente. “Eso es algo fundamental y Venezuela lo está haciendo”, señaló.
También resaltó el intercambio promovido por el Gobierno Bolivariano con países de gran tradición en materia agropecuaria, como Brasil, Argentina y Uruguay.
También resaltó que el país va encaminado a cumplir la meta del milenio en cuanto a la reducción a la mitad del porcentaje de población subalimentada. En los años 90, ese indicador se ubicaba en 7,7%, mientras que actualmente se sitúa en 3,7%, un registro muy bajo comparado con el promedio de América Latina, que está en 6%, indicó Missair.
El especialista también subrayó que 5 millones de venezolanos reciben algún tipo de ayuda alimentaria directa, a través de programas de alimentación como el que se ejecuta en las escuelas públicas.
Otro punto importante es el indicador de desnutrición crónica infantil, el cual se ubica en la nación en apenas 3,25%.
Explicó Missair, en el programa Despertó Venezuela, que transmite Venezolana de Televisión (VTV), que la nutrición en los niños es muy valiosa porque vislumbra la posibilidad de que el ser humano desarrolle todo su potencial.
Acotó que un porcentaje tan bajo de desnutrición crónica infantil hace que esta situación deje de ser un problema de salud pública, por cuanto se reduce a casos excepcionales que deben ser tratados individualmente.
Con respecto a la situación mundial, Missair indicó que mejoró un poco si se toma en cuenta que, en 2009, 1.025 millones de personas sufrían hambre y este año esta cifra se ubica en 925 millones. No obstante, acotó que igual se trata de casi un śeptimo de la población mundial, “lo que es una barbaridad”.
Explicó que esta situación obedece en parte a la crisis económica y al alza de los precios de los alimentos en el planeta. “En Venezuela, la situación es distinta. Es interesante celebrar los logros del país en esta materia”, expresó.
En torno a las razones por las cuales tantos ciudadanos en el mundo padecen de hambre, mencionó la llamada revolución verde, promovida hace décadas, y que propició la explotación agrícola con tecnologías que al final afectaron la producción y el ambiente, así como los subsidios que países del Norte dan a sus agricultores.
“Son a veces necesarios porque los pequeños agricultores están desapareciendo, pero también se aprovechan los grandes agricultores, las empresas industrializadas. Estos subsidios de algún modo son competencia desleal para los agricultores del Sur, y eso hace que los alimentos se transformen en bienes y mercancías con valor, que aumenta o disminuye de manera artificial en los mercados”, dijo.
“Muchas veces, los ciudadanos son los que padecen la especulación financiera de mercados de valores, que hacen que luego no tengamos acceso a los alimentos”, añadió.
Considera que una política óptima en este sentido es la búsqueda de la soberanía alimentaria, de manera de no depender de los productos externos sino producirlos localmente. “Eso es algo fundamental y Venezuela lo está haciendo”, señaló.
También resaltó el intercambio promovido por el Gobierno Bolivariano con países de gran tradición en materia agropecuaria, como Brasil, Argentina y Uruguay.
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