Esta vez ha sido un abogado de 40 años, Mohamed Farouk Hassan, quien tras protestar a gritos contra la subida de los precios, cerca de la sede del Parlamento en El Cairo, se ha prendido fuego. Todavía se desconoce el alcance y la gravedad de las heridas que ha sufrido.
El lunes, otro compatriota de 49 años se quemaba a lo bonzo en el mismo lugar por el cierre de un restaurante que poseía en la provincia de Ismailiya.
La protesta de quemarse vivo se extiende
El joven informático tunecino Mohamed Bouazizi se prendió fuego para protestar por la falta de perspectivas para los jóvenes y la corrupción. Las manifestaciones posteriores desembocaron en el derrocamiento del régimen autocrático del presidente Zine al Abidine Ben Alí y ahora el ejemplo de Bouazizi, muerto el 4 de enero y convertido en símbolo de la revuelta, ha cundido en otros países del entorno como Egipto, Mauritania y, especialmente, Argelia, donde son ya cuatro los hombres que se han quemado a lo bonzo para protestar por los mismos motivos."Túnez es ahora el modelo a seguir para todos los árabes. La época de los dictadores y las dictaduras ha terminado", sostiene el analista político y profesor de Políticas en la Universidad de Argel, Mohamed Lagab, en declaraciones a Reuters.
El fenómeno ha encontrado un eco especial en Argelia, donde nunca antes se había dado esta forma de protesta. Un total de cuatro personas se han rociado con gasolina y se han prendido fuego en distintos puntos del país. Este sábado se informó incluso de que uno de ellos había fallecido, pero finalmente se ha confirmado que todos ellos se encuentran con vida, aunque hospitalizados.
El último caso se produjo el domingo, cuando un desempleado de 34 años de edad, llamado Senuci Tuat, se derramó gasolina y se prendió fuego en la parte inferior de su cuerpo para protestar contra las malas condiciones de vida delante de la sede de las fuerzas de seguridad en la Wilaya (provincia) de Mostaganem, a 350 kilómetros al oeste de la capital, Argel.
En Nuakchot, la capital de otro país magrebí, Mauritania, un empresario de unos 40 años procedente de una familia rica, Yaghoub Ould Dahoud, se ha prendido fuego delante del palacio presidencial. Su objetivo era protestar contra el presunto maltrato por parte del Gobierno hacia su tribu, según han informado fuentes policiales.
Según testigos, el hombre se encerró en su coche, se roció con gasolina y se prendió fuego antes de que las fuerzas de seguridad y los peatones consiguieran romper las ventanillas para rescatarlo. Ould Dahoud protestaba por "la situación política del país y por la ira contra el régimen".
El hombre ha sido trasladado inmediatamente a un hospital donde se encuentra ingresado en la unidad de cuidados intensivos debido a las graves quemaduras que sufre, aunque los médicos afirman que su vida no corre peligro.
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