El Papa consagró la Basílica de la Sagrada Familia en Barcelona
Benedicto XVI consagró la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona durante una misa solemne. En su homilía condenó la eutanasia y el aborto y abogó, como era de esperarse, por la promoción de la familia heterosexual.
En su segundo día de visita en España, el Papa reiteró el que ha sido su discurso desde que asumió la jefatura la Iglesia católica.
El recinto en el que se produjo este mensaje contribuyó a la contundencia de las palabras papales. El Templo de la Sagrada Familia de Barcelona, obra maestra de Antoni Gaudí, símbolo de los valores tradicionales de la familia, prestaron sus imponentes paredes para un discurso un poco menos virulento que el pronunciado el sábado, pero inamovible en cuanto a la familia y el “respeto a la vida”.
El Pontífice pidió ante las autoridades que llenaron el templo, mayor protección por parte del Estado a la familia “formada por un hombre y una mujer”.
“La iglesia aboga por adecuadas leyes económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización; para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el estado”.
No faltó la alusión contra el aborto cuando pidió “que se defienda la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción; para que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente”.
“La iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar”.
Benedicto XVI también tuvo palabras de admiración para el autor de la Sagrada Familia, el arquitecto catalán y devoto Antoni Gaudí.
Con esta ceremonia, el Sumo Pontífice consagró oficialmente el templo en Basílica. Luego, el Papa salió a saludar a los fieles, en un delicado momento al descubierto. Allí rezó el Angelus en la Fachada del Nacimiento, frente a los miles de fieles que se congregaron para ver al jefe de la Iglesia.
Cerca de dos mil personas, según los organizadores, convocadas por el sindicato anarquista CNT y organizaciones "antisistemas", improvisaron una escenificación en pleno centro de Barcelona para mostrar "su repulsa" a la visita de Benedicto XVI. Los manifestantes consideraron al Santo Padre, "representante de una secta que indujo los mayores crímenes contra la humanidad y que además se obstina en negar el pensamiento libre, la lógica y la razón y que vive aún en el oscurantismo moral y financiero".
A la manifestación se sumaron unas 300 personas que provenían de otra protesta, celebrada poco antes, en la Plaza Universidad, donde feministas protestaron contra la visita del Papa, al que colectivos homosexuales recibieron durante su recorrido hasta el templo de la Sagrada Familia con una "besada", besándose a su paso.
El recinto en el que se produjo este mensaje contribuyó a la contundencia de las palabras papales. El Templo de la Sagrada Familia de Barcelona, obra maestra de Antoni Gaudí, símbolo de los valores tradicionales de la familia, prestaron sus imponentes paredes para un discurso un poco menos virulento que el pronunciado el sábado, pero inamovible en cuanto a la familia y el “respeto a la vida”.
El Pontífice pidió ante las autoridades que llenaron el templo, mayor protección por parte del Estado a la familia “formada por un hombre y una mujer”.
“La iglesia aboga por adecuadas leyes económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización; para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el estado”.
No faltó la alusión contra el aborto cuando pidió “que se defienda la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción; para que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente”.
“La iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar”.
Benedicto XVI también tuvo palabras de admiración para el autor de la Sagrada Familia, el arquitecto catalán y devoto Antoni Gaudí.
Con esta ceremonia, el Sumo Pontífice consagró oficialmente el templo en Basílica. Luego, el Papa salió a saludar a los fieles, en un delicado momento al descubierto. Allí rezó el Angelus en la Fachada del Nacimiento, frente a los miles de fieles que se congregaron para ver al jefe de la Iglesia.
La acogida de homosexuales y anarquistas
A la manifestación se sumaron unas 300 personas que provenían de otra protesta, celebrada poco antes, en la Plaza Universidad, donde feministas protestaron contra la visita del Papa, al que colectivos homosexuales recibieron durante su recorrido hasta el templo de la Sagrada Familia con una "besada", besándose a su paso.
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